El
segundo tiempo desdibujó un poco la imagen final, al punto que la clara
victoria de la primera parte se transformó en empate final. Sin
embargo, el bisiesto 29 de febrero de 2012 se transformó en un día
histórico para Uruguay: El equipo de Tabárez elevó la
cuenta de partidos invictos a 14, batiendo el récord histórico: nunca
una selección celeste había pasado tantos partidos sin perder.
En
el primer tiempo la celeste mostró esa personalidad de equipo grande
que recuperó y tiene impregnada desde hace un buen tiempo. Edinson Cavani
abrió la cuenta a los 2 minutos de juego con un golazo. El delantero de
Napoli le pegó de zurda de afuera del área, tras centro de Gastón Ramírez, para abrir la cuenta.
Tras eso, el equipo de Tabárez se paró bien atrás, con lo que Muslera prácticamente no pasó zozobras, salvo un buen tiro de Niculae tras centro por derecha que pegó en el travesaño.
Del otro lado, Uruguay tenía lo que ha mostrado muchas veces en este proceso de Tabárez:
rapidez para hacer la transición defensa ataque, y muy buen
aprovechamiento de los espacios, en la individual o en pases al vacío.
Así, con desbordes de Suárez y Cavani, cada vez que Uruguay llegó estuvo muy cerca de ampliar la cuenta.
Primero fue un desborde del de Liverpool, que mandó el centro, rebotó en el arquero y Cavani llegó exigido y la pateó al palo. Luego fue un insólito penal que el juez no le cobró a Uruguay tras falta en el área a Cavani, tras muy buena triangulación ofensiva. Y finalmente un gran pase de Cáceres a Forlán, que solo con el arquero definió por encima del travesaño.
A esa altura, sobre el final del primer tiempo, Uruguay ya
era más en el partido. Con buena presión en la salida y un buen trabajo
de la mitad de la cancha cortando, la mayoría de las pelotas fueron de Uruguay, y con eso el dominio del encuentro.
En el segundo tiempo el rendimiento cayó. Rumania lo fue a buscar de arranque, y por afuera complicó a los celestes, que con Fucile en cancha –entró por Maxi Pereira, se paró en la izquierda y Cáceres fue
a la derecha- ya no estuvo tan firme con en la primera etapa. Rumania
empató a los 49’ y tuvo un largo lapso en el que pudo haber ampliado la
cuenta.
Luego
de ese temblor, la celeste volvió a pararse en campo rival, pero estuvo
lejos de la claridad de la primera parte. El ingreso de Abreu en lugar de Cavani conspiró
contra ese intento de jugar por bajo, por lo que los celestes ya no
tuvieron chances claras, a no ser un par de tiros de afuera del área y
un par de desbordes de Suárez. Forlán, como desde hace un buen tiempo con Inter, volvió a mostrarse bajo.
Rumania
se paró bien en el fondo, cuidando el empate, aunque lanzó alguna
contra que pudo establecer el segundo. Así, entre la falta de ideas de Uruguay y la falta de definición rumana se fue el segundo tiempo. Uruguay se
llevó un empate con dos caras bien diferentes, que además muestra que, a
pesar de los laureles y el viento a favor, hay que seguir trabajando.
De todos modos, como dice la frase hecha del fútbol, siempre es bueno
corregir andando bien. ¿Y qué mejor que ser la selección uruguaya con al
mejor racha de la historia?